La situación que acabamos de vivir, nos demuestra lo vulnerables que somos como sociedad, ante cualquier acontecimiento social por mínima magnitud que tenga. La desconfianza ante los medios de comunicación, la mala información, los virus nuevos, los narcos de siempre, las elecciones tan insoportables o hasta la misteriosa forma de actuar de nuestro ecosistema.
El que todos tengamos acceso a los medios de información más comunes (TV, impresos, radiofónicos e internet) nos ha convertido en una sociedad menos informada, caso curioso, porque hoy la mala información se vuelve contra nosotros. Lo que sucede en nuestro país debe llamarnos a concientizarnos, a pecar de dudosos o incrédulos, de volvernos más analíticos, defender nuestro criterio y nuestras creencias, basados por supuestos en la razón y la objetividad, sin ser tendenciosos y buscando logros colectivos, porque en este país pareciera que existen mexicanos de tercera o cuarta, y no en verdad una igualdad, de la que tanto se habla en las campañas políticas, solo nos utilizan como carne cañón o conejillos de indias para sus experimentos sociales. Antes la gente decía “…aunque sea al final termino de maestro”, hoy se adapta a “…aunque sea al final termino de político”. Muy devaluada esta la historia, hoy este país necesita menos políticos de promesas y más ciudadanos de acciones, eficientes, líderes, comprometidos, que al final busquen un bienestar social y no uno propio.
Hoy este blog que habla de cine, levanta la voz, porque queremos seguir hablando de las cosas que nos apasionan, como lo es este arte. Lamentablemente este país no te da más temas de conversación que tragedias y finales infelices, así que sumergirnos en 90 minutos de una historia nos hace pensar que todo lo podemos lograr, que existen los finales felices, que buscamos distraernos aunque sea unos minutos de nuestra triste verdad. Si las cosas no cambian, este blog y otros miles no existirán porque tendremos la necesidad de buscar para comer en vez de escribir, ese es el plan, una sociedad ignorante, pero seguimos aquí. Por eso, después de todos los males, el menos importante de ellos parece ya resuelto… ¿y los demás?
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