“…No eres un bastardo, pero te esfuerzas mucho en serlo” es una frase con la que se desea explicar el comportamiento del hombre billonario mas joven del mundo, Mark Zuckerberg, creador de la popular pagina del Facebook. Cuando me entere que el director de la película de esta red social era David Fincher, tenía ciertas dudas; porque al ser fan de este director, no entendía en qué lugar colocaría esta historia, hablando del género. Fincher ha demostrado ser un maestro de las historias complejas pero con una gran manera de contar las historias, solo recordemos El Curioso Caso de Benjamin Button, adaptada de forma espectacular con mucho poder en la narrativa o podemos hablar de Seven con el impacto del giro final, que enaltece el trabajo de un Kevin Spacey muy al estilo Hannibal Lecter y qué decir de un Brad Pitt que cuando es bien dirigido puede explotar algo más que su cara bonita, porque también tendríamos que hablar de El Club de la pelea otro clásico del cine moderno, de la cultura pop y con la música de los Pixies de fondo “Where is my mind”, los 90s evolucionaban y un realizador conceptual había nacido.
El mundo quizás podríamos separarlo de forma breve en: personajes despiertos y personajes dormidos. Hay quien solo está esperando ser algo y hay otros que solo quieren ser parte de alguien, la diferencia es quizás mínima pero el resultado es abrumador. Unos son independientes, manejan y manipulan al tener el control de sus vidas, los demás somos seres manipulados por un sistema y solo buscamos adaptarnos a las modas de una época, sociedad de consumo. Aquí es cuando tenemos que hablar de Mark Zuckerberg, un estudiante de Harvard con coeficiente intelectual de 600 IQ, que no podía ingresar a ninguna fraternidad de su escuela y su novia lo había dejado, por su poca sensibilidad o tacto para tratar a las chicas. Eso no lo detendría, todo estudiante de Harvard está buscando una idea que pueda explotar y el la encontraría. Su dolor, mezclado con su obsesión, su capacidad intelectual, lo llevarían primero a hackear la base de datos interna de Harvad y uniria los, ya entonces, facebooks de cada fraternidad dejando en público los datos confidenciales de cada uno de los estudiantes, el primer paso estaba dado, la venganza estaba consumada; 6 meses de castigo se había ganado por violar los códigos de seguridad de la institución, pero ¿hacia dónde iba?, el aun no lo sabía, solo era el dolor que lo llevaba, el despecho, el querer ser alguien para restregárselo al mundo en su cara, él quería tener un universo en el cual el decidiera quien entraría en su vida y quien no, quien lo pudiera lastimar y quién no.
Esto sería el inicio de una de una de las redes sociales que marcarán, para bien o para mal solo el tiempo lo decidirá, a una generación completa. Hoy vivimos en la era del Facebook, hoy proporcionamos al sistema toda nuestra información sin que no las pida, somos un libro abierto que cualquiera puede manipular a su antojo, somos un cheque al portador para la gente que quiera conocernos, contestamos preguntas que no se nos han hecho y entre mas contestamos más nos sentimos parte de este mundo que hoy nos toca vivir. El origen de todo esto es una obsesión, las ganas de triunfar y por supuesto la vida de este joven Mark Zuckerberg tenía que ser llevada a la pantalla grande, tenía que ser contada desde la visión de alguien que maneja muy bien el contexto social de un época, lo hizo en los 90s y hoy está buscando historias que se identifiquen con los jóvenes (en estos momentos está filmando el remake de “Los hombres que no amaban a las mujeres” novela Millenium I, de Steve Largsson), que den un punto de vista reflexivo a algo que para nosotros es tan superficial.
“…detrás de cualquier riqueza, siempre habrá un crimen.” Era la frase con la que inicia la novela de Mario Puzo, El Padrino, la cual es demasiado actual, la película de Social Network nos invita a guardar silencio cuando nadie pregunta, no hables ni des ideas, porque si no tienes la capacidad de lograrlas, siempre habrá un tipo con un IQ de 600 deseoso de escuchar las grandes ideas que tenemos las pequeñas mentes para convertirlas en empresas multimillonarias y no tiene porque ser un crimen, cuando una persona a hablado de mas. No existe el trabajo de equipo, siempre hay una mente que va mas rapido que las demas, los demas somos obreros trabajando dentro de nuestro panal, ¿podra la red social mas famosa del momento darle un Oscar a Fincher?, la respuesta la publicaré en mi facebook.
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